¿Quién se resiste, cuando tu perro te mira con esos enormes ojazos tiernos, brillantes y golosos, de expresión zalamera e inquisitiva, a darle, como premio un bocadito de lo que en ese momento estamos saboreando? Lo que demasiadas veces no sabemos es que ese "caprichito" que le ofrecemos con la mejor de las intenciones y con toda la ilusión, puede resultar fatídico para su salud.
Quienes convivimos con uno ó más perros, llegamos a integrarlos tan profundamente en nuestras vidas, que los convertimos en eso que se ha dado en llamar "uno más de la familia", y no nos duelen prendas admitirlo; muy por en contrario, estamos orgullosos de nuestros compañeros de fatigas que nos muestran su cariño, su lealtad y su total dependencia en todo momento y circunstancia.
Resulta difícil sino imposible, separarles de nuestros quehaceres cotidianos, ni tampoco lo queremos realmente, y nuestros amigos de cuatro patas ven con nosotros la televisión, nos acompañan de compras, duermen en nuestras mullidas camas o se enroscan, felices, en el confortable sofá del salón, mientras nosotros, para dejarles sitio, nos sentamos -no tan cómodamente- en el suelo... para no estorbarles.
Casi podríamos decir que comparten mesa y mantel con nosotros, sus dueños, esperando ansiosos que llegue el momento de los postres y del preciado banquete particular, cuando todos los comensales les ofrecemos los recortes de suculentas viandas, algo de pan, un poco de fruta, o cualquier otro mimo que ha sobrado, como queso, una lonchita de embutido, etc.
El Chocolate premio muy sabroso. Pero hay muchos otros manjares que bajo ningún concepto, ninguno, debemos darles jamás; el azúcar, en la forma que sea (algunas frutas como el melón o las uvas tienen un alto contenido en azúcares), y todos los dulces producirán a la larga enfermedades de distinta índole, entre las que cabe destacar el glaucoma. El exceso de sal (patatas fritas, galletitas saladas, la mayoría de guisos caseros, etc.), derivará en complicaciones renales; los frutos secos producirán problemas hepáticos, y así una larga lista de NOES que debemos evitar por su bien.
Por todo ello, si queremos apostar por lo seguro, lo mejor sería ceñirnos a una dieta equilibrada, y si acaso, ofrecerles como premio alguna galleta específicamente formulada para perros con bajo contenido en sal y azúcar... o, como mucho, un poco de pan duro o de queso. Lo agradecerán igualmente y sin embargo estaremos protegiéndoles de males mayores.
Claro que esto no siempre resulta fácil, sobretodo si bajo nuestro mismo techo, además de los perros, conviven niños de corta edad y personas mayores, pues unos y otras no van a atenerse a razones y sucumbirán más pronto que tarde a la tentación de darles, una y mil veces, cuanto caiga en sus manos.
Y ahí empiezan los problemas...
¿Quién iba a pensar que las deliciosas galletas de chocolate, aparentemente tan inofensivas, pueden convertirse en auténtico VENENO para el perro de la casa? Y quien dice galletas, dice bombones, caramelos o la mismísima barra de chocolate amargo que hemos comprado para hacer un riquísimo postre el domingo.
Teobromina, igual a toxicosis. El chocolate es tan apetitoso para nosotros como lo es para nuestros amigos de cuatro patas y no hay quien se resista a su estupendo sabor. La diferencia estriba en que la excesiva ingesta en el humano, si acaso se traduce en una acumulación de grasa, la multiplicación de la celulitis y unos cuántos kilos de más, mientras que en el simpático peludo, una sustancia llamada "Teobromina" y que está en la composición del chocolate, cualquiera que sea este, acaba por causarle al animal una "Toxicosis" que puede llegara tener consecuencias devastadoras, léase mortales.
El animal intoxicado puede tardar horas e incluso días en presentar los síntomas característicos del envenenamiento por teobromina, y lo que es peor es que la mayoría de las veces el propietario, por puro desconocimiento, no va a asociar el malestar del perro con esas barritas de chocolate que le dieron días antes... sin embargo, y esto es lo interesante, el cuadro sintomático de la toxicosis por teobromina es perfectamente típico. Más grave aún es el hecho de que no existe ningún antídoto específico...
Sintomatología específica de la toxicosis por teobromina: Vómitos. Diarrea. Incontinencia urinaria. Incremento del ritmo cardio-respiratorio. Hiperexcitación e hiperactividad. Temblores musculares. Espasmos. Pérdida de conciencia (estado semi-comatoso o coma profundo). Reglas de oro. Tristemente bastan tan poco como 100 mg. de teobromina por kilo de peso vivo, para causar al perro que ingiere chocolate, en cualquiera de sus formas, una intoxicación grave e incluso gravísima, que puede comprometer seriamente su vida.
Por ello se hace necesario, siempre que se sospeche que el animal ha podido ingerir dosis letales de chocolate, llevarle inmediatamente a la Clínica Veterinaria para someterlo a un tratamiento de choque, inmediato y adecuado, con el fin de tratar de hacerle eliminar la teobromina del organismo, lo antes posible.
Por todo ello conviene tener siempre muy presente una serie de reglas, que diríamos "de oro", que nos evitarán más de un susto:
No dejar nunca chocolate, en cualquiera de sus formas, al alcance del animal. Hacer comprender a todos los miembros de la familia que "el chocolate es veneno para el perro".
Tener siempre presente que, si lo ingiere en gran cantidad, no va a bastar con inducir el vómito, sino que será necesario acudir inmediatamente a una clínica veterinaria para que reciba tratamiento especifico y urgente.
Dicho lo anterior, ha de quedarnos claro que el chocolate constituye un auténtico y dulce enemigo mortal para nuestros perros y ya se sabe que más vale prevenir... ¡que tener que lamentar!
Quienes convivimos con uno ó más perros, llegamos a integrarlos tan profundamente en nuestras vidas, que los convertimos en eso que se ha dado en llamar "uno más de la familia", y no nos duelen prendas admitirlo; muy por en contrario, estamos orgullosos de nuestros compañeros de fatigas que nos muestran su cariño, su lealtad y su total dependencia en todo momento y circunstancia.
Resulta difícil sino imposible, separarles de nuestros quehaceres cotidianos, ni tampoco lo queremos realmente, y nuestros amigos de cuatro patas ven con nosotros la televisión, nos acompañan de compras, duermen en nuestras mullidas camas o se enroscan, felices, en el confortable sofá del salón, mientras nosotros, para dejarles sitio, nos sentamos -no tan cómodamente- en el suelo... para no estorbarles.
Casi podríamos decir que comparten mesa y mantel con nosotros, sus dueños, esperando ansiosos que llegue el momento de los postres y del preciado banquete particular, cuando todos los comensales les ofrecemos los recortes de suculentas viandas, algo de pan, un poco de fruta, o cualquier otro mimo que ha sobrado, como queso, una lonchita de embutido, etc.
El Chocolate premio muy sabroso. Pero hay muchos otros manjares que bajo ningún concepto, ninguno, debemos darles jamás; el azúcar, en la forma que sea (algunas frutas como el melón o las uvas tienen un alto contenido en azúcares), y todos los dulces producirán a la larga enfermedades de distinta índole, entre las que cabe destacar el glaucoma. El exceso de sal (patatas fritas, galletitas saladas, la mayoría de guisos caseros, etc.), derivará en complicaciones renales; los frutos secos producirán problemas hepáticos, y así una larga lista de NOES que debemos evitar por su bien.
Por todo ello, si queremos apostar por lo seguro, lo mejor sería ceñirnos a una dieta equilibrada, y si acaso, ofrecerles como premio alguna galleta específicamente formulada para perros con bajo contenido en sal y azúcar... o, como mucho, un poco de pan duro o de queso. Lo agradecerán igualmente y sin embargo estaremos protegiéndoles de males mayores.
Claro que esto no siempre resulta fácil, sobretodo si bajo nuestro mismo techo, además de los perros, conviven niños de corta edad y personas mayores, pues unos y otras no van a atenerse a razones y sucumbirán más pronto que tarde a la tentación de darles, una y mil veces, cuanto caiga en sus manos.
Y ahí empiezan los problemas...
¿Quién iba a pensar que las deliciosas galletas de chocolate, aparentemente tan inofensivas, pueden convertirse en auténtico VENENO para el perro de la casa? Y quien dice galletas, dice bombones, caramelos o la mismísima barra de chocolate amargo que hemos comprado para hacer un riquísimo postre el domingo.
Teobromina, igual a toxicosis. El chocolate es tan apetitoso para nosotros como lo es para nuestros amigos de cuatro patas y no hay quien se resista a su estupendo sabor. La diferencia estriba en que la excesiva ingesta en el humano, si acaso se traduce en una acumulación de grasa, la multiplicación de la celulitis y unos cuántos kilos de más, mientras que en el simpático peludo, una sustancia llamada "Teobromina" y que está en la composición del chocolate, cualquiera que sea este, acaba por causarle al animal una "Toxicosis" que puede llegara tener consecuencias devastadoras, léase mortales.
El animal intoxicado puede tardar horas e incluso días en presentar los síntomas característicos del envenenamiento por teobromina, y lo que es peor es que la mayoría de las veces el propietario, por puro desconocimiento, no va a asociar el malestar del perro con esas barritas de chocolate que le dieron días antes... sin embargo, y esto es lo interesante, el cuadro sintomático de la toxicosis por teobromina es perfectamente típico. Más grave aún es el hecho de que no existe ningún antídoto específico...
Sintomatología específica de la toxicosis por teobromina: Vómitos. Diarrea. Incontinencia urinaria. Incremento del ritmo cardio-respiratorio. Hiperexcitación e hiperactividad. Temblores musculares. Espasmos. Pérdida de conciencia (estado semi-comatoso o coma profundo). Reglas de oro. Tristemente bastan tan poco como 100 mg. de teobromina por kilo de peso vivo, para causar al perro que ingiere chocolate, en cualquiera de sus formas, una intoxicación grave e incluso gravísima, que puede comprometer seriamente su vida.
Por ello se hace necesario, siempre que se sospeche que el animal ha podido ingerir dosis letales de chocolate, llevarle inmediatamente a la Clínica Veterinaria para someterlo a un tratamiento de choque, inmediato y adecuado, con el fin de tratar de hacerle eliminar la teobromina del organismo, lo antes posible.
Por todo ello conviene tener siempre muy presente una serie de reglas, que diríamos "de oro", que nos evitarán más de un susto:
No dejar nunca chocolate, en cualquiera de sus formas, al alcance del animal. Hacer comprender a todos los miembros de la familia que "el chocolate es veneno para el perro".
Tener siempre presente que, si lo ingiere en gran cantidad, no va a bastar con inducir el vómito, sino que será necesario acudir inmediatamente a una clínica veterinaria para que reciba tratamiento especifico y urgente.
Dicho lo anterior, ha de quedarnos claro que el chocolate constituye un auténtico y dulce enemigo mortal para nuestros perros y ya se sabe que más vale prevenir... ¡que tener que lamentar!
Artículo Original de enbuenasmanos.
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