Nos amamos... empezó el joven
Y nos vamos a casar... dijo ella.
Y nos queremos tanto que tenemos miedo, queremos un hechizo, un conjuro, o un talismán. Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos, que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar la muerte.
Por favor, repitieron, ¿hay algo que podamos hacer?
Hay algo,-dijo el viejo- pero no sé... es una tarea muy difícil y sacrificada.
Nube Azul... -dijo el brujo- ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de luna llena. ¿Comprendiste?
Y tú, Toro Bravo -siguió el brujo- deberás escalar la montaña del trueno. Cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas, y solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Azul. ¡Salgan ahora!
El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con las bolsas que contenían las aves solicitadas.
El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas.
Eran verdaderamente hermosos ejemplares.
Y ahora ¿qué haremos?, -preguntó el joven- ¿los mataremos y beberemos el honor de su sangre?
No, dijo el viejo.
¿Los cocinaremos y comeremos su carne?, propuso la joven.
Este es el conjuro. Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón. Si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse el uno al otro.
Si quieren que el amor perdure... "vuelen juntos, pero jamás atados".
Autor: Desconocido
No hay comentarios:
Publicar un comentario