VACACIONES 2007 en CANTABRIA
El 18 de Julio, con el coche cargado hasta los topes, tienda de campaña, frigorifico, ropas, comidas, hamacas, mesa, y cacharrería de cocina, iniciamos el viaje hacia San Vicente de la Barquera. Nos acompañaban en estas vacaciones mis padres, en su coche, con un monton de cosas mas.
Llegamos al camping "El Rosal" sobre mediodia y montamos la tienda de campaña en la parcela número diez, situada en un buen lugar del enorme camping. El tiempo estaba nublado y el ambiente fresquito, nos dijeron que llevaba así varios días. ¡Como estaría el tiempo que incluso tuvimos que comprar una colcha para dormir calentitos....!
Llegamos al camping "El Rosal" sobre mediodia y montamos la tienda de campaña en la parcela número diez, situada en un buen lugar del enorme camping. El tiempo estaba nublado y el ambiente fresquito, nos dijeron que llevaba así varios días. ¡Como estaría el tiempo que incluso tuvimos que comprar una colcha para dormir calentitos....!
El camping está rodeado de mar, y tiene la playa alli mismo. Una isla de pinos unida por un istmo a la villa. El lugar precioso y privilegiado. Frente a el se extiende el núcleo urbano de San Vicente de la Barquera con su largo puente y su castillo en lo alto.
Como el tiempo no acompañaba y no podíamos ir a tomar el sol a la playa nos dedicamos al turismo, disfrutando así de la visita a Comillas, con su palacio del Marques de Sobrellano, su Seminario que por cierto no pudimos visitar pues lleva 7 años cerrado en reparación, el Capricho de Gaudí, edificio digno de ver por su originalidad, convertido ahora en un distinguido restaurante. Una parada para comer en la plaza y comprar ropa de abrigo en los tenderetes. Santillana de Mar, que ni es santa, ni es llana, ni tiene mar. Villa empedrada muy bien conservada, con los balcones de las casas repletos de flores, Cobreces con su iglesia cisterciense, Suances, Torrelavega pueblo industrial y grande, Santander con su visita obligada al palacio de la Magdalena. El parque natural de Cabarceno, con sus animales en semilibertad (necesario todo el día para verlo), con su exhibicion de aves de presa. Noja. Y una visita a Covadonga y sus lagos, los cuales casi no pudimos ver, tan solo el de Enol, por culpa de la niebla y la lluvia, pero nos comimos una fabada asturiana en el restaurante situado en lo mas alto, que estaba riquísima. A la bajada visita rápida por el mal tiempo a Cangas, unas compras de chorizones y sidra natural. Otro día visitamos Fuente Dé, que por cierto han cambiado su funicular, estaba muy viejo, el de ahora está guay. Ese día comimos en Potes, un cocido montañes, rico también. Unas compras de quesos y unos imanes para el frigo de recuerdo.
En San Vicente visitamos el pequeño castillo, no tiene nada de excepcional excepto el lugar privilegiado, desde lo alto se divisan unas panoramicas estupendas, y la iglesia, que también, cosa rara, está en lo alto del pueblo viejo. El puerto no es gran cosa, pequeñito. La villa tiene un puente de entrada muy largo y curioso de ver, desde el se ve una estampa especial cuando baja la marea y se queda sin agua la ría, con sus barcas posadas sobre la arena mojada.
El último día, el 26, lo dedicamos a San Vicente de la Barquera. Ese día nos comimos una soberana langosta y un bogavante, Josan y yo mano a mano. Mis padres, por su dentadura, optaron por cosas de menos consistencia, navajas, calamares plancha, gambas al ajillo, langostinos etc. todo regado con buen vino, y unos postres caseros deliciosos.
Y... nada..... el 28, a recoger y de vuelta para Zaragoza, con un calor horrible por la carretera que nada tenía de parecido con el fresquito de Cantabria, calor que sufrieron mis padres en el coche, pues no tienen aire acondicionado en el ford. Nosotros volvimos cansados pero fresquitos.
Ahora a esperar que lleguen las próximas vacaciones. Tendremos que ir haciendo planes......
Marisa
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