30 de enero de 2011

******* ESTÁ OSCURECIENDO *******


Está oscureciendo, son las nueve y diez de la noche.,
He estado toda la tarde acompañada, tal vez demasiado acompañada, pero entre la multitud me encuentro sola. Hablan, gritan, ríen, parece que les escucho pero en realidad lo que hago es pensar en ti. Mi cuerpo está con ellas pero mi mente está contigo.
Estoy nerviosa y triste, tengo ganas de gritar y de llorar pero no puedo hacerlo.
Hace un rato te he llamado, solo un toque, para que supieras que te añoro y te anhelo, no se si lo habrás oído, no se siquiera si estabas en casa, pero tenía que hacerlo para sentirme un poco mas cerca de ti.
Me gustaría que un día me llamases por teléfono con cualquier excusa, eso calmaría mi angustia. Mucho mas feliz me haría el verte aparecer inesperadamente.
Mi corazón se parte y grita dolorido y desesperado tu nombre.
Esta tarde he salido a la terraza con la falsa intuición de que estabas abajo, en la calle, llamándome con el pensamiento y esperando a que yo saliera, pero no estabas. Comprendo pues que quien te llamaba era yo.
Necesito verte, aunque sea de lejos, necesito oírte, pero no estás ni me llamas... me mata tu ausencia.
He intentado estudiar pero no me concentro. Ni siquiera bordo porque me equivoco, ocupas mi mente totalmente, no dejas espacio para otras cosas.
Son las nueve y veinte, ¡me has llamado!. Has oído mi SOS, tu voz me calma un poco. Tu, ¿qué tal, cielo, como estás? Me llega al alma. En ese momento hubiera querido besarte. Necesitaba el calor de tu voz y lo he tenido.
Me has hecho feliz tan solo con cinco minutos de conversación, pero me queda tanto que decirte...
Me gustaría dormirme en este momento y despertarme el martes un instante antes de nuestro encuentro. Las horas sin ti se me hacen interminables, eternas.
Mañana por la mañana trabajo, cuando vuelva a casa posiblemente dormiré la siesta y deseo entonces soñar contigo, así aunque no estés realmente a mi lado notaré de alguna forma tu presencia. Me gustaría soñar que “subimos seis pisos juntos”.
Solo pensar que me quedan 221.400 segundos para verte, me deprime.
Necesito tiempo para estar contigo. Tengo miedo de pedirte que me dediques un poquito mas de tu tiempo, y que busques ocasiones para estar juntos, porque me aterra que me digas que o puede ser.
Hoy me encuentro tan deprimida que dudo que pueda soportar esta situación mucho tiempo si no me ayudas. Se que cuando me encuentre mejor lo veré de otra manera y lo aceptaré de nuevo porque lo que no deseo, de ninguna manera, es vivir sin ti. Sé que ya no podría vivir sin tu compañía y tu amor.
Marisa
(De mis escritos "Cartas a un amor prohibido" 1997)

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